jueves, 29 de marzo de 2012

Cortar.

"-¿Eres feliz?
-No.
-¿Por qué no?
-¿Cómo alguien podría ser feliz en un mundo como éste?"

Javier estaba destinado a no ser. Era, básicamente, todo lo que yo no soy. Mucha personalidad, una vida interesante, un pasado muy movido, un presente exitoso, un círculo muy amplio. Yo no tengo ni personalidad, ni una vida interesante; mi pasado es todavía más aburrido que mi presente, éxito no tengo y amigos apenas. 

Aún así se interesó en mí. Pese a su éxito, no le va muy bien con los hombres parece. No es que le falten, pero -igual que yo- no encuentra alguien que realmente quiera algo más serio. Y me encontró a mí, en mi peor momento. Apenas podría decirse que estoy superando a Gastón, así que tener algo que va a gran velocidad en este momento no parece un plan muy adecuado. No es que a mí no me guste ir rápido; muchas veces he pensado que me gustaría empezar una relación saltándome los primeros tres meses. Pero eso no pasa. Aunque quizás con él pudo pasar.

Pero éramos muy diferentes. Quizás él puede lidiar con ello, pero a mí me es muy difícil. Así que al final aproveché una pequeña discusión para que él mismo decidiera terminar todo. Claro, ni para eso tengo cojones. En todo caso, por lo que me dijo anoche que todo terminó, no parecía muy dispuesto a quedarse pegado en este capítulo corto de su vida. Por lo menos uno que no se quede pegado con pasteles que no lo valen. 

En todo caso, como bien nos enseñó 'Closer', there's a moment, there's always a moment. Los suyos, a falta de uno, fueron tres. El diálogo que inicia esta entrada fue el último: estábamos acostados listos para dormir y me tiró esa pregunta. Yo creo en la felicidad como momentos, no como un estado permanente porque, tal como le respondí, cómo alguien puede ser feliz en un mundo como éste. A mí me duele el mundo. A él imagino que no. Ahí hay una diferencia fundamental. El sufrir. 

El otro momento fundamental fue cuando se refirió a unas colegas como "losers". Aparte de lo que me carga esa palabra, me identifica bastante. Mi vida es una sucesión de derrotas, con cortas treguas. Vamos, que yo también soy bastante perdedor. Y se lo dije. La conversación terminó derivando en él contándome la trama de 'A Walk to Remember' y yo con ganas de salir corriendo, escandalizado por su amor a Mandy Moore. Y lo último ya fue en plano sexual, así que no detallaré. 

En el fondo es un buen cabro, solo que no para mí. Yo no merezco tanto. No merezco un mino que me llame por teléfono todos los días. No merezco un mino que se haga grandes ilusiones conmigo. No merezco un... vaya, me estoy haciendo la víctima como siempre. No, pero en serio, yo merezco simplemente uno como yo. Un cacho fome. Entre incomprendidos nos entendemos. 

Siempre he pensado que la vida nos da señales siempre. El gran problema es que nunca sabemos si son señales positivas o negativas. Mi primer beso se lo di a un Javier, y mi primera otra cosa se la di a un Herrera. ¿Que él haya repetido nombre y apellido es señal para bien o para mal? ¿Cómo saberlo? La vida es un perfecto troll. De hecho, pienso que si viese la mía desde fuera, me partiría de la risa. 

En fin, igual me dio pena que todo terminara así. Quizás me perdí la oportunidad de tener alguien decente al lado. Pero, ¿por qué estar con alguien que en realidad no me gusta? ¿Tan difícil es encontrar al correcto? ¿Soy yo muy exigente? Quizás sí, me voy dando cuenta. Por lo menos fue a tiempo para no causarle daño. En cuanto a mí, lo que duela que duela si es que tiene que doler...

Me volví a rapar. Lo hago cuando termino etapas. Bienvenido 2012. Ahora sí.

sábado, 3 de marzo de 2012

Superar.

La vida se hace más fácil cuando asumes por fin que la persona que amas... Cresta, ¿amar? Qué fuerte partir una entrada así. ¿Te amo? ¿Te amé? ¿Cuál es el intermedio entre que alguien te guste y estar enamorado? Como sea, mejor empezar por el comienzo.

El viernes volví al chat rancio donde lo conocí. No pensaba volver de nuevo. ¿Cuánta gente decente se puede encontrar en uno? Él uno, yo otro -soy decente, ¿estamos?-, y ya son dos; mucho más de eso no hay. Pero volví. Lo hice por despecho. Como este hueón no me pescaba ni en bajada, entré con la idea de meterme con el primer mino que pillara en el chat. Así de promiscuo. 

La verdad es que me dio una lata gigante tener el departamento para mí el fin de semana y no tener a nadie a quien invitar. Da pena mi vida; ni un amigo con ventaja por ahí. Wait, se supone que él sería eso, pero francamente nunca fue tampoco. Menos mal que le gustaba mi rendimiento en la cama, imaginen si no. Lo peor es que a mí sí me gusta, luego me daría cuenta de eso con más ahínco.

Terminé hablando con Felipe. No muy dado a mostrar el rostro, su cuerpo se veía bastante bien por cámara. Y se leía decente. Luego de algunos titubeos de mi parte, quedamos de juntarnos. Me iba a llevar a un motel. ¡Chan! Jamás había ido a uno. Tampoco fue una experiencia terrible como pudo ser. De hecho, todo parecía una película de Bize, con conversaciones íntimas y actividad íntima intercaladas. No quedé con ninguna sensación extraña una vez llegué al depto. de vuelta. Él insistió incluso en esperar a que tomara micro, aunque se me pasaron varias por su culpa en todo caso. 

Pensé que había sido eso. Pero al parecer causé buena impresión, porque al día siguiente me invitó a salir nuevamente. Dudé nuevamente, pero como este otro hueón estuvo todo el día conectado en msn con un "tengo ganas de salir" en su nick, me dio un ataque de despecho de nuevo. Le acepté la invitación a Felipe y al rato me tocó una prueba difícil. Mi ex-nada me metió conversa. Era obvia su intención; obvia porque de partida él inició y mantuvo la conversación, a diferencia de como siempre es. Al rato se aburrió. Yo no seguí su juego. ¿Por qué no es capaz de decirme 'sabes, te quiero ir a ver'? No, quiere que yo me esté arrastrando siempre, para que luego él me salga con su mierda de siempre. Filo. Esa noche salí con Felipe de nuevo, y salí con ganas. 

Fuimos a Fausto. Mi experiencia en maricotecas es tan escueta como todo en mi vida, pero aún así quedé alucinado. Pensé que sería otra cosa muy diferente a lo que era al final. Es lejos la mejor disco a la que he ido en la vida. La música fue fantástica -hasta Depeche Mode y Tears for Fears sonó. Bailé todo lo que pude con un Felipe que parecía estar en otro mundo. Quizás pensaba en su ex; le hizo mucho daño ese tipo, y aunque me dice que ya lo tiene superado, ¿superamos realmente a las personas? 

De que lo pasé bien, lo pasé bien. Pero la compañía no fue la mejor en verdad. Aparte me sentía incómodo porque fuimos con un amigo de él y yo sentía que no tenía nada que hacer ahí. Por otro lado mi sentimiento de no encajar, pero eso es común. Y además mi nerviosismo por si aparecía algún conocido, en particular un amigo de mi mamá. 

Cuando nos fuimos, cerca de las cuatro de la mañana, me ofreció ir al motel del otro día. Le di excusas hueonas para no ir. Había tres motivos por los que quería volver a mi depto. Los tres son señal evidente de mi fracaso. En principio, quería dormir en mi cama. También quería llegar a revisar mis asuntos de internet. Y, para colmo, quería mandarle un mensaje de texto a este otro hueón. FRACASO, loco. ¿Qué clase de hueón fome soy? Con mi ex -the one and only- también me acuerdo de haber tenido un problema similar. Cuático.

Al final de todo, igual terminé mandándole el mensaje de texto. Le escribí la parte más sufrida de Black. I know someday you'll have a beautiful life, I know you'll be a star... Por lo menos no me quedé con esa bala pasada. No me preocupa que me pida explicaciones, es tan cobarde y chanta que seguramente ni me comentará que le llegó. Y si lo hace, le inventaré que estaba tomando, aunque el mensaje lo escribí tan bien como cualquier otro. Y me reí, me reí mucho de la locura que estaba haciendo. Lo hice casi como un juego. Me sentí bien esa noche. Fue raro. Sé que no lo estoy superando, pero por qué tengo que renunciar a él. No soy bueno dejando ir, la cagué.