"-¿Eres feliz?
-No.
-¿Por qué no?
-¿Cómo alguien podría ser feliz en un mundo como éste?"
Javier estaba destinado a no ser. Era, básicamente, todo lo que yo no soy. Mucha personalidad, una vida interesante, un pasado muy movido, un presente exitoso, un círculo muy amplio. Yo no tengo ni personalidad, ni una vida interesante; mi pasado es todavía más aburrido que mi presente, éxito no tengo y amigos apenas.
Aún así se interesó en mí. Pese a su éxito, no le va muy bien con los hombres parece. No es que le falten, pero -igual que yo- no encuentra alguien que realmente quiera algo más serio. Y me encontró a mí, en mi peor momento. Apenas podría decirse que estoy superando a Gastón, así que tener algo que va a gran velocidad en este momento no parece un plan muy adecuado. No es que a mí no me guste ir rápido; muchas veces he pensado que me gustaría empezar una relación saltándome los primeros tres meses. Pero eso no pasa. Aunque quizás con él pudo pasar.
Pero éramos muy diferentes. Quizás él puede lidiar con ello, pero a mí me es muy difícil. Así que al final aproveché una pequeña discusión para que él mismo decidiera terminar todo. Claro, ni para eso tengo cojones. En todo caso, por lo que me dijo anoche que todo terminó, no parecía muy dispuesto a quedarse pegado en este capítulo corto de su vida. Por lo menos uno que no se quede pegado con pasteles que no lo valen.
En todo caso, como bien nos enseñó 'Closer', there's a moment, there's always a moment. Los suyos, a falta de uno, fueron tres. El diálogo que inicia esta entrada fue el último: estábamos acostados listos para dormir y me tiró esa pregunta. Yo creo en la felicidad como momentos, no como un estado permanente porque, tal como le respondí, cómo alguien puede ser feliz en un mundo como éste. A mí me duele el mundo. A él imagino que no. Ahí hay una diferencia fundamental. El sufrir.
El otro momento fundamental fue cuando se refirió a unas colegas como "losers". Aparte de lo que me carga esa palabra, me identifica bastante. Mi vida es una sucesión de derrotas, con cortas treguas. Vamos, que yo también soy bastante perdedor. Y se lo dije. La conversación terminó derivando en él contándome la trama de 'A Walk to Remember' y yo con ganas de salir corriendo, escandalizado por su amor a Mandy Moore. Y lo último ya fue en plano sexual, así que no detallaré.
En el fondo es un buen cabro, solo que no para mí. Yo no merezco tanto. No merezco un mino que me llame por teléfono todos los días. No merezco un mino que se haga grandes ilusiones conmigo. No merezco un... vaya, me estoy haciendo la víctima como siempre. No, pero en serio, yo merezco simplemente uno como yo. Un cacho fome. Entre incomprendidos nos entendemos.
Siempre he pensado que la vida nos da señales siempre. El gran problema es que nunca sabemos si son señales positivas o negativas. Mi primer beso se lo di a un Javier, y mi primera otra cosa se la di a un Herrera. ¿Que él haya repetido nombre y apellido es señal para bien o para mal? ¿Cómo saberlo? La vida es un perfecto troll. De hecho, pienso que si viese la mía desde fuera, me partiría de la risa.
En fin, igual me dio pena que todo terminara así. Quizás me perdí la oportunidad de tener alguien decente al lado. Pero, ¿por qué estar con alguien que en realidad no me gusta? ¿Tan difícil es encontrar al correcto? ¿Soy yo muy exigente? Quizás sí, me voy dando cuenta. Por lo menos fue a tiempo para no causarle daño. En cuanto a mí, lo que duela que duela si es que tiene que doler...
Me volví a rapar. Lo hago cuando termino etapas. Bienvenido 2012. Ahora sí.