El viernes volví al chat rancio donde lo conocí. No pensaba volver de nuevo. ¿Cuánta gente decente se puede encontrar en uno? Él uno, yo otro -soy decente, ¿estamos?-, y ya son dos; mucho más de eso no hay. Pero volví. Lo hice por despecho. Como este hueón no me pescaba ni en bajada, entré con la idea de meterme con el primer mino que pillara en el chat. Así de promiscuo.
La verdad es que me dio una lata gigante tener el departamento para mí el fin de semana y no tener a nadie a quien invitar. Da pena mi vida; ni un amigo con ventaja por ahí. Wait, se supone que él sería eso, pero francamente nunca fue tampoco. Menos mal que le gustaba mi rendimiento en la cama, imaginen si no. Lo peor es que a mí sí me gusta, luego me daría cuenta de eso con más ahínco.
Terminé hablando con Felipe. No muy dado a mostrar el rostro, su cuerpo se veía bastante bien por cámara. Y se leía decente. Luego de algunos titubeos de mi parte, quedamos de juntarnos. Me iba a llevar a un motel. ¡Chan! Jamás había ido a uno. Tampoco fue una experiencia terrible como pudo ser. De hecho, todo parecía una película de Bize, con conversaciones íntimas y actividad íntima intercaladas. No quedé con ninguna sensación extraña una vez llegué al depto. de vuelta. Él insistió incluso en esperar a que tomara micro, aunque se me pasaron varias por su culpa en todo caso.
Pensé que había sido eso. Pero al parecer causé buena impresión, porque al día siguiente me invitó a salir nuevamente. Dudé nuevamente, pero como este otro hueón estuvo todo el día conectado en msn con un "tengo ganas de salir" en su nick, me dio un ataque de despecho de nuevo. Le acepté la invitación a Felipe y al rato me tocó una prueba difícil. Mi ex-nada me metió conversa. Era obvia su intención; obvia porque de partida él inició y mantuvo la conversación, a diferencia de como siempre es. Al rato se aburrió. Yo no seguí su juego. ¿Por qué no es capaz de decirme 'sabes, te quiero ir a ver'? No, quiere que yo me esté arrastrando siempre, para que luego él me salga con su mierda de siempre. Filo. Esa noche salí con Felipe de nuevo, y salí con ganas.
Fuimos a Fausto. Mi experiencia en maricotecas es tan escueta como todo en mi vida, pero aún así quedé alucinado. Pensé que sería otra cosa muy diferente a lo que era al final. Es lejos la mejor disco a la que he ido en la vida. La música fue fantástica -hasta Depeche Mode y Tears for Fears sonó. Bailé todo lo que pude con un Felipe que parecía estar en otro mundo. Quizás pensaba en su ex; le hizo mucho daño ese tipo, y aunque me dice que ya lo tiene superado, ¿superamos realmente a las personas?
De que lo pasé bien, lo pasé bien. Pero la compañía no fue la mejor en verdad. Aparte me sentía incómodo porque fuimos con un amigo de él y yo sentía que no tenía nada que hacer ahí. Por otro lado mi sentimiento de no encajar, pero eso es común. Y además mi nerviosismo por si aparecía algún conocido, en particular un amigo de mi mamá.
Cuando nos fuimos, cerca de las cuatro de la mañana, me ofreció ir al motel del otro día. Le di excusas hueonas para no ir. Había tres motivos por los que quería volver a mi depto. Los tres son señal evidente de mi fracaso. En principio, quería dormir en mi cama. También quería llegar a revisar mis asuntos de internet. Y, para colmo, quería mandarle un mensaje de texto a este otro hueón. FRACASO, loco. ¿Qué clase de hueón fome soy? Con mi ex -the one and only- también me acuerdo de haber tenido un problema similar. Cuático.
Al final de todo, igual terminé mandándole el mensaje de texto. Le escribí la parte más sufrida de Black. I know someday you'll have a beautiful life, I know you'll be a star... Por lo menos no me quedé con esa bala pasada. No me preocupa que me pida explicaciones, es tan cobarde y chanta que seguramente ni me comentará que le llegó. Y si lo hace, le inventaré que estaba tomando, aunque el mensaje lo escribí tan bien como cualquier otro. Y me reí, me reí mucho de la locura que estaba haciendo. Lo hice casi como un juego. Me sentí bien esa noche. Fue raro. Sé que no lo estoy superando, pero por qué tengo que renunciar a él. No soy bueno dejando ir, la cagué.
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